Es tradicional que con el motivo del año nuevo que se nos aproxima se forme en nuestro pensamiento un umbral de reflexión entre el pasado y el futuro. De tal modo es común que reflejemos sobre las metas incumplidas a las que nos comprometimos el año pasado, y sin mayor auto-análisis nos culpemos de `flojos' y de `indisciplinados' y prosigamos a declarar nuevas metas para el año que viene, metas que, igualmente que las de anteriores años se verán sin cumplir; así podemos pasar toda una vida sin perder el peso que queríamos perder, sin aprender el nuevo idioma que queríamos hablar, sin tocar el instrumento de nuestros sueños, sin pasar más tiempo con la familia, etc. Como estratega existencial, psicólogo, hipno-terapeuta, maestro, padre, o meramente amigo con frecuencia me encuentro aconsejando a individuos que de año en año han visto pasar así la vida y desesperados ya, quieren que les auxilie con unas pocas palabras de consuelo o exhortación. Es aquí cuando con frecuencia hecho mano de mi plática sobre "la bala de plata," que viene a ser más o menos algo así:
La tradición medieval europea relata que un disparo con una bala de plata es el método más seguro y concienzudo de matar a un licántropo, o sea, un `hombre-lobo,' la figura diabólica que durante siglos aterrorizó la existencia de un pueblo supersticioso que creía en seres supernormales y por lo tanto en soluciones mágicas que acabaran con los mismos.
Para la mayoría de nosotros ya pasaron los días en los que temíamos hombres-lobo, colocábamos gárgolas en los techos para espantar los malos espíritus, y forrábamos los umbrales de nuestras casas con trencillas de ajo para espantar los vampiros, pero el concepto, a modo de metáfora, de una `bala de plata' como solución rápida, eficaz, y sin esfuerzo a un problema recalcitrante y pertinaz prevalece. Lógicamente la expresión se aplica a menudo con escepticismo, sarcasmo e ironía: aunque es común que los problemas se nos presenten tan deslucidos y abrumadores como `hombres-lobo,' raras veces se nos manifiestan con `balas de plata' que los solucionen.
Sin embargo, hoy en día es lo que más se busca: la solución inmediata y de inconveniencia mínima. Queremos perder peso pero seguir comiendo dulces, tomando cerveza, ingiriendo grasas, y ejercitándonos del sofá a la cama, de la cama a la mesa, de la mesa al auto, del auto al escritorio, y del escritorio al sofá. Queremos que las relaciones con nuestra pareja mejoren, pero sin compromisos propios y sólo a base de señalar las impertinencias y defectos que manifiestan como prerrequisitos a la armonía matrimonial. Queremos que nuestra juventud deje de tomar drogas, pero sin que dejemos de consumir alcohol y nicotina que son, con mucho, las dos drogas que mayor daño social y económico causan. Queremos que nuestras sociedades sean más seguras, más limpias, más prosperas, más bellas incluso, pero seguimos delegando nuestra responsabilidad cívica a una clase profesional política que año tras año nos engatusan con palabras para defraudarnos con hechos. En pocas palabras: queremos la bala de plata que mate los `hombres-lobo' de nuestra existencia y que cambie nuestras vidas, nuestras relaciones, nuestras circunstancias pero sin la labor de hacer cambios propios en nuestras perspectivas, actitudes, y comportamientos.
Durante en estos días venideros de festividades, celebraciones, promesas y reflexiones, tomen unos momentos para reflejar sobre sus vidas, sus familias, sus vecindades, sus sociedades y países, y encuentren defectos y problemas en las mismas, piensen en lo siguiente: si no forman parte de la solución, es que vienen a ser el problema; y cuando busquen `balas de plata' para sus problemas sepan que no tienen que ir mas allá de sí mismos para encontrar los hombres-lobo que aterrorizan su propia existencia.
Deseándoles un Feliz y Próspero Año Nuevo se despide
J. A. Overton-Guerra, Maestro y Fundador
Creador de "La Mente del Guerrero Iluminado"
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